Maeva Young: Chica me pone en cada aprieto...

Hola. Ya nadie se acordará de mí porque hace muchísimo tiempo que no aparezco por aquí más que para saludar a Chica y leerla, pero soy el tipo de la derecha (sí, el melenudo). Con permiso de Chica, he rebuscado en mi memoria las llaves para hablaros de Maeva Young, que ayer nos invitó a merendar. Bueno, en realidad habían invitado a Chica -o se había autoinvitado, no lo tengo muy claro-, pero a veces a los amigos nos toca hacer estas cosas, y allá que fue Chico en representación de Quién se lo queda.

Al menos habrá galletas, pensé. Es lo mínimo en una merienda. Era mi consuelo. Uno ya tiene una edad para acomodarse a las situaciones, pero fíjate en dónde me puso ayer esta muchacha: único chico en un grupo de chicas y el menos joven de todos (lo de Young, ahora lo entiendo, iba por ahí), y con cierta diferencia (eso sí, se notaba poco -uno que se conserva bien- :).

De todas maneras, la verdad es que las chicas de Maeva Young prepararon una merienda estupenda. No me refiero a que hicieran las madalenas personalmente (aunque cabe la posibilidad de que las hagan incluso mejores porque parecían muy apañadas...), sino a que fue un rato muy agradable y confieso ahora que no me oyen que me divertí bastante.

Pero dejemos las cosas claras: nada que ver con esta mañana. Entre otros regalitos nos dieron un ejemplar de "Mi chica fantasma". Vale, sí, es para un público con algo menos de edad que yo y quizá es más bien para chicas, pero es que empezaba bieeeen... Pues eso, que lo he empezado y no he podido parar de leer. Mis vecinos aún deben de estar buscando quién habrá sido el ogro que los ha despertado a las seis de la mañana a risotada limpia.

La protagonista es una chica de quince años que no es para nada típica. Para empezar, es una fantasma. Y lo peor: se ha quedado encerrada en un lavabo de chicos. A la pobre, por si eso fuera poco, le pasa de todo. Ya lo comentaban ayer: lo divertido del asunto es que le pasa a ella, claro, y no a ti que estás leyendo... No os cuento más porque además me estoy enrollando ya más de la cuenta, pero si tienes quince años (más o menos, aunque también vale si los aparentas, como es mi caso), una hermana pequeña, una hija o una prima (o cualquiera de sus variantes masculinas, que los chicos aunque no lo parezca también leemos y Mi chica fantasma es muy divertido, y lo dice un chico) es una opción estupenda para regalar o autorregalarse. No sigo, os dejo el librotráiler que es estupendo y explica mucho mejor la historia que yo, y abajo el tráiler de otro libro del que hablaron que es más para mayores (como yo, snif) pero que apunté en mi lista para devorarlo en cuanto salga a la venta: El sabor de las pepitas de manzana. ¡Besos!