domingo, 30 de agosto de 2009

Disc Drop

Soy R3PO

Tiene su qué eso de suplantar identidades. Lástima que algunas (supremas, como la tuya, y borra de tus labios cualquier atisbo de ironía que no utilicé...) sean difíciles de suplantar. Hacerlo es afearse a uno mismo (una misma, mismamente).

Pues sí. Te diría que ya que tomó tu nombre, se lo prestes de aquí en adelante. Pero sólo para su blog, eh. Si quiere algún comentario, que se lo cocine solita. Cualquier sherlok de tres al cuarto sabría distinguir entre las palabras de alguien antes y después (es decir, entre el real y el suplantante).

Y hablando de suplantes (que no de implantes, que tampoco me vendrían nada mal), te confesaré que llevo unas semanillas con R3PO bastante enfadado pobre, porque ha descubierto que intento suplantar su identidad (peor, su cuerpo, aightn). ¿Sabes qué pasa? Que tiene que ser un gustazo ese fresquito de la piel de un robot, y sobre todo esa inteligencia suprema para conocer el entresijo de cables que configuran su interioridad y esa habilidad para desconectar el que funciona incorrectamente. ¿Y qué decir de ese juego de botones y lucecitas? Que seguiré intentándolo, a ver si encuentro el stand by.

BEsitTos.

viernes, 28 de agosto de 2009

Cambiar de canal

¿Te diste cuenta de que estamos en el Google?

Existimos. O eso creo. ¿Te parece que sí?

Bueno. Yo creo que sí. He pasado un momentito a darle de comer a los peces y he leído tu nota (valeeeee, la he releído, que soy igual de angustias que tú y miro compulsivamente las mismas cosas cada veinte minutos).

Siento el dolor. De verdad.

¿Quélevamosahacer si no existe un botoncito para desenchufar y cambiarnos de canal tan fácilmente?

jueves, 27 de agosto de 2009

Coherencias

Escribía Borges en uno de sus poemas (pobrecito mío era un monstruo de la literatura pero un poeta ligeramente limitadillo) que si volviera a nacer sería más tonto y cometería más errores y andaría descalzo por la vida sin paraguas ni paracaídas.

Nos hemos equivocado juntos infinitas veces, y aun así, ha sido bonito compartir contigo tantas cagadas, tanto empeño en caminar juntos a pesar de mis estupideces, tantos enfados (sí, también eso), con sus momentos tiernos y sus ratitos cotidianos. Equivoquémonos otra vez, a menudo, en otro plano, es cierto, pero por puro placer (y conste que no hablaba de exo))).

El otro día escuchaba a dos amigas que conversaban en un bar. Una le explicaba a la otra que sólo había podido ser amiga de uno de sus exes. Que sólo con Periquito (llamémosle así porque ya sabes que la memoria no es mi fuerte) seguía manteniendo contacto. Creo que decían que habían vuelto a ser amigos. Que haberlo sido una vez era lo que les permitía seguir tendiendo puentes.

Tú y yo fuimos buenos amigos. Que me odias, lo sé. Que me hubieras partido el paraguas en mi cabecita reluciente, pues también lo sé. Que te escribí poco, lo sé. Mucho menos de lo que merecías, no creas que no soy consciente. Déjame remediarlo.

¿Es coherencia? Sí. Sin duda. Además, a unas malas, siempre puedes darle al botoncito rojo (a ese de "Suprimir el blog") si te cansas, o dejar de escribir si no te vengo en gana.

Eso opino. Dixit.

¿Títulos?

Por cierto, bonita, pon títulos porque si no parece que quiera robarte protagonismo, y es verdad que uno al final acaba siendo un poco egocéntrico (cosas de la edad -o de los genes-), pero haré un esfuerzo por revisarme cada noche en el diccionario antes de dormir el significado del verbo compartir.
Prometido. Pero pon títulos, porfi.

¿Términos del acuerdo?

Querida amiga.

Ya que decidimos este acuerdo, te propongo:

1. No airear los trapos sucios (por el bien de los niños, claro, los que nos lean y, sobre todo, nosotros mismos).

2. Acordarnos de vez en cuando de limpiar los espejos para decirnos algo bonito (va, finge un rato, con lo bien que se te dio siempre... ajum! ¿o era a mí?).

3. Ser naturales con los amigos (no pelearnos delante de ellos, sino a su lado, que participen si les viene a gusto -entrometidos sinvergüenza-, que la vida viene a ser un juego, al fin y al cabo).

4. No hacer faltas de ortografía salvo en circunstancias especiales (déjame decirte que las circunstancias especiales las decide cada cual, unilateralmente, como debe ser, cada uno desde su singularidad, pero eso sí, SIEMPRE conscientemente, porfaplís).

5. Terminar los acuerdos en cuatro frases (aunque eso sí, con todas las palabras que hicieren falta, siempre que el tiempo lo permita -si llueve, ya se sabe que viene a resultar más permisivo-).

Así que eso. Es mi propuesta. ¿Te hace?

Un besito.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Ya lo sabía yo

Que sí. Que yo ya lo sabía. Ni pa ti ni pa mí. Llegamos a un acuerdo... y mira tú por dónde quién llegó primero... y plantó sus cajitas en el salón! La señorita abejita reina.
Que sí. Que vale. Que te tengo un cariño. Que ya me dirás tú cómo llevamos lo de compartir un rinconcito... Luego no me digas que no echo los calzoncillos al cubo de la ropa sucia. Que a veces las punterías ya se sabe... y claro, de alguna manera sigo a este lado de la cama.
Que sí. Que me alegro. Que algo bueno saldrá de todo esto (digo yo, con tu permiso). Que tuviste buena idea. Si no puede ser para ti, ni puede ser para mí (a ver quién le dice a mister güindocs qué cachito de ciberspace le tocaba a cada uno), pues a compartir. Eso sí: que no me entere yo que te dejas la taza del wáter levantada (aunque sea virtual).
Hoy descubrí que no le tengo miedo a las abejas. Me dan más respeto los taxis, con sus lucecitas y esos señores dentro que no se callan nunca y tienen habilidades especiales para localizar las fotos más horteras y las emisoras de radio más cañeras (tienes razón, no me extraña que alguien decidiera que fuéramos sobre aviso). Es más, que me gusta compartir este cachito contigo, abejaruca (creo que tienes razón: es de lo más bonito que te dije nunca, menudo rimbombante).

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