A currar

Esta mañana era mi primer día de vacaciones (digamos que el miércoles empezaba en el paro, que ya me hacía ilusión y todo, por aquello de experimentar cosas nuevas), estaba emocionada, pensaba levantarme tarde, desayunar en la cama repostería variada, vaguear hasta aburrirme y luego irme a pasear con amigos.

Pues no, a las 6 tenía los ojos como platos, no había manera de dormir, así que he empezado el día de mal humor, claro, como tiene que ser, aunque he aprovechado para fisgar en todos los blogs ajenos que he podido (se le llama recabar información o documentarse).

A las 8, como suele ser costumbre los días que no tengo que ir a trabajar, mi vecino de arriba se ha puesto a tocar la guitarra, el pobre no tiene oído y por mucho que practica (yo diría que año y medio, desde que llegó, antes igual ya lo hacía) cada día lo hace peor, no sé si contárrselo o romperle la guitarra en la cabeza.

Pues eso, que ya me iba por los cerros de Úbeda.

A las 9 seguía aporreando al pobre instrumento y me ha sonado el teléfono, era una oferta de trabajo, pero luego me han hecho otra. Siempre me pasa igual, no me quejo, para nada, aunque ahora estoy un poco estresada y esto no parecen vacaciones, a ver si me centro y elijo lo que más me convenga. Sea lo que sea, el miércoles se me acaban las vacaciones ¡y yo quiero viajar!